Novela ecuatoriana escrita en 1904 por el ambateño multifacético Luis A. Martínez: “Lo he sido de todo, desde peón y jardinero, hasta gerente de grandes explotaciones agrícolas e industriales; cazador, ascensionista, pintor, escritor, etc.”
Su amor a la naturaleza le inspiro la necesidad de pintar y este oficio seria su refugio ante situaciones de soledad.
Luis A. Martínez luchó por la causa liberal en 1895, enfrentando a los excesos autoritarios del gobierno de Eloy Alfaro. Fue un momento clave en la historia de nuestro país.
Desde ese momento para su labor periodística utilizaría el seudónimo de <<Fray Colás>> para ocultar su identidad.
Fue también un apasionado por la agricultura, y penetrar en los secretos del mundo vegetal. Escribió cuatro grandes cuadernos de Agricultura ecuatoriana, donde solo el primero se ha hecho publico.
Ya conociendo y amando profundamente su tierra “serrana” tuvo que bajar a la Costa, ya que se le ofreció el cargo de administrador en el Ingenio Azucarero Valdez en Milagro, Guayas.
Se dedico a trabajar arduamente en su nuevo cargo pero no se adapto al clima. Cayó enfermo de una polineuritis malaria que casi le arrebata la vida. Es en esta época de su vida que empieza a escribir su mayor obra: A la Costa. Todo lo que narra en su novela él lo ha vivido.
Con esta experiencia pudo conocer y entender las la vida y costumbres del trabajador costeño. Notó una gran diferencia entre hermanos de Patria, los de Sierra y los de Costa.
De regreso a su tierra natal fue un gran promotor de cultura y orientador de la educación nacional.
Murió el 26 de noviembre de 1909 en su natal Ambato.
Refiriéndome a la novela se ha ganado el título de precursora del realismo social. Pero no significa que antes de esta obra de Martínez no hubo escritores preocupados por la difícil situación que estaba atravesando el país. Juan León Mera es un ícono de la narrativa ecuatoriana, ya en sus obras se observa una preocupación social y denuncias, pero lo que Martínez aporto en su obra es la indignación del pueblo, el coraje ante la injusticia, la realidad de la problemática del hombre ecuatoriano.
Narró la vida que el serrano y costeño tuvieron en aquella época, y lo hizo tan seguro de sus palabras porque quién más que él para relatar la realidad del país, porque Martínez la estaba viviendo día a día. Vivió en los dos mundos, compartió las costumbres de ambos, sintió el choque de las culturas. Salta a la sensibilidad la rebeldía ante un régimen conservador. Era toda una lucha de ideales. Se podría decir que su más significativa obra relata su vida.
Lo penoso es que aun en esta época, el siglo XXI, se siente el regionalismo. Al leer el libro entendí de donde nacía esta rivalidad entre serranos y monos, por qué nació, por qué forma parte de nuestra historia. Siento que es absolutamente absurdo discriminar o encasillar a las personas solo por haber nacido en regiones distintas. Esta claro que hay cosas que nos diferencias pero la mayoría, (si no son todas) son físicas. Empezando desde la misma geografía, la Sierra con la cordillera de los Andes, cerros, valles, frio y múltiplos sembríos que aparenta una tierra de colores degradados. Y la costa, playa, plantaciones, haciendas, llanuras, calor. Seguido de las costumbres, en el dialecto, la vestimenta, etc. Pero entendamos que todos nacimos bajo una solo bandera, que todos buscamos lo mismo, el buen vivir.
Ya es hora de dejarse de resentimientos y ayudarnos mutuamente para poder vivir en armonía.
Los costeños son costeños porque nacieron en la Costa y los serranos son serranos porque nacieron en la Sierra. Esa es la única diferencia válida.
Publicado por: Liseth Aguilar
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